Esta es una de las anécdotas más “Loca” que me han ocurrido en la consulta

A lo largo de la vida de cualquier profesional sanitario surgen multitud de anécdotas.

Son tantos los pacientes que pasan por nuestras consultas cada año que es normal que sucedan estas “Situaciones especiales” con ellos o con sus acompañantes.

Yo ejercí como Optometrista más de 30 años, y por eso la capacidad de que me sorprendiesen era pequeña, pero aún recuerdo una desagradable experiencia que nunca me hubiese imaginado me podría suceder.

Hoy quiero compartir esta historia contigo porque me ha dejado alucinado y preocupado. Ojalá nos sirva a todos para reflexionar sobre el uso y abuso de las nuevas tecnologías y redes sociales.

El mal uso de los teléfonos móviles ya viene de lejos

Durante los últimos años me ha tocado soportar en repetidas ocasiones el molesto “Clic” de una cámara de fotos de un móvil mientras estoy graduando a un niño.

Hacer esto sin pedir permiso es muy molesto y ofensivo, además de ilegal, pero aun así ya son bastantes veces las que me ha ocurrido.

Tiene también un efecto negativo en mi concentración porque durante unos minutos quedo más pendiente de sí me hacen fotos que del proceso de graduación en sí.

La primera vez que me sucedió, no me lo podía creer y no supe como reaccionar, por lo que me limité a decirle al acompañante que sacó las fotos que estaba prohibido utilizar dispositivos móviles en el gabinete. Las siguientes veces les pedí educadamente que borrasen las fotos que habían tomado sin permiso (y así lo hicieron).

En otras ocasiones me han pedido permiso para hacerle una foto al niño. En ese caso no me importa y no tengo problema en separarme y dejarle que lo haga (solo al niño) una vez termino la graduación o revisión.  Aun así, no me parece normal.

Bien, pues esto no es nada comparado a lo que me sucedió la semana pasada

Superando todos los límites. Grabando videos con el móvil sin permiso y a escondidas

Aunque posiblemente te vas a reír, yo todavía me cabreo al recordarlo. Te la cuento esta historia cronológicamente, ¿Vale?

• Era un lunes por la tarde de trabajo y como tantas veces, pasé a graduar a un niño de unos 8 años que venía con su madre y que se quejaba de mala visión de lejos.
• La primera prueba que realicé fue el autorefractómetro que es una máquina que tenemos situada fuera del gabinete. Tras terminar esa prueba, que es muy rápida, les dije al niño y a su madre que pasasen al gabinete.
• Pasó primero el niño conmigo y le indiqué donde tenía que sentarse. La madre curiosamente tardó un poquito en entrar (no le di importancia a ese retraso en el momento).
• Cuando por fin entró la madre, cerré la puerta y tras realizar las preguntas de rigor (anamnesis), le tomé la agudeza visual  para saber la visión que alcanzaba sin graduación con cada ojo (el niño no usaba gafas).
• Pues resulta que me empecé a mosquear porque cada vez que yo miraba hacia la pantalla donde estaban proyectadas las letras, veía a la madre del niño que sujetaba el móvil con ambas manos enfocado hacia mí y con la tapa abierta.
• Esto podía ser normal si no fuese que cada vez que yo miraba hacia la pantalla donde estaban proyectadas las letras, veía que ella se movía y cambiaba de posición, pero el móvil siempre estaba orientado hacia mí. Un poco raro, ¿Verdad?
• Yo me puse a mirar directamente hacia el teléfono móvil con cara de mosqueo y aun así no hizo nada y lo mantuvo igual.
• Como buen gallego que soy, empecé a desconfiar y pensé para mis adentros: “Parece que está grabando un video” pero al mismo tiempo no me lo podía creer, ya que requería un descaro y atrevimiento increíbles.

¿Qué hice para confirmar si estaba o no grabando un video?

Tenía dos opciones:

✔ Preguntarle si estaba grabando un video y arriesgarme a que me dijese que no.

✔ Pillarla para dejarla en evidencia o al menos chafarle el video.

La primera opción la descarté enseguida porque pensé que si una persona era capaz de grabar un video a escondidas y sin permiso en una consulta sanitaria, lo más normal es que también me mentiría.

Me dije para mis adentros que tenía que intentar pillarla o al menos chafarle el video. Para conseguirlo, decidí apagar todas las luces de golpe sin darle tiempo a reaccionar.

¿Qué sucedió al apagar las luces de golpe?

Pues tan pronto quedó a oscuras, el gabinete se encendió automáticamente el flash del móvil de la madre del niño al detectar que no había luz suficiente. Por supuesto, ella lo paró en dos segundos, pero estaba claro que el flash confirmaba que la había pillado “In fraganti”.

La he pillado… ¿Y ahora qué hago?

Bueno, la verdad es que el tema me pilló por sorpresa y yo estaba furioso, por lo que preferí no precipitarme y pensar que es lo que iba a hacer mientras graduaba al niño (aunque apenas me podía concentrar por el cabreo que tenía).

Sí, tenía clara una cosa y es que no iba a encender la luz hasta terminar la graduación(aunque no es lo ideal para graduar) para así no darle la oportunidad de que volviese a grabar.

Volvía a tener dos opciones:

✔ Pedirle que borrase el video que había grabado. El problema vendría si ella se negaba a borrarlo, ya que yo estaba dispuesto a llamar a la Policía para denunciarla si fuese necesario. Con la Óptica “A Tope” de gente podría ser una “Escena”. Yo estaba muy cabreado pero, por otro lado, no quería un lío en el que un niño de 8 años estaba por el medio (y no tenía ninguna culpa).

✔ No decirle nada, esperar a que me bajase el cabreo y quedarme con la satisfacción de saber que al menos le había fastidiado el video.

Ninguna de las dos opciones me gustaba, pero finalmente opté por la segunda. Eso sí, como me vuelva a ocurrir otra vez (espero que no), ya estaré preparado y le diré que lo borre inmediatamente, aunque me arriesgue a tener que llamar a la “La Policía” para denunciarla, si no lo hace.

Por cierto, cuando terminé de graduar al niño se confirmó que tenía una miopía bastante alta para no haber usado anteriormente gafas.

Estaba claro que necesitaba gafas, pero yo sabía que mi graduación no había sido 100% fiable porque una refracción con todas las pruebas realizadas a oscuras no es lo ideal.

Como el chaval tenía 8 años y la graduación era bastante para ser la primera vez, le recomendé acudir al oftalmólogo para que le dilatase la pupila y porque no quería volver a pasar por la misma situación de nuevo con su madre. Si tengo que volver a verlo en gabinete, simplemente le diré a su madre que debe quedarse fuera.

¡Espero que cuando vaya al Oftalmólogo no le suceda lo mismo que a mí!

Móviles y redes Sociales son una combinación letal. Reflexiones

Mi reflexión principal es que hay cada vez más personas enganchadas a los móviles y redes sociales.

Existe entre ellas tanta obsesión por compartir la vida de sus hijos en redes sociales e ir más allá que los demás padres-madres, sobrepasando en algunos casos todos los límites, compitiendo por subir fotos y videos cada vez más atrevidos y en lugares o situaciones más extraños.

Es una competencia sin cuartel que se debería de calificar como enfermedad. Padecen Facebookitis y/o Whatsappitis en la que sus hijos y terceras personas son los que salen perjudicados.

Un dato que me ha sorprendido es que en todos los casos que me han sacado fotos sin permiso en gabinete y en este video, siempre han sido niños que venían acompañados por “Sus madres”.  Estoy hablando de al menos 5 ó 6 veces que me ha sucedido a mí.

Puede ser  casualidad, pero entiendo que es un dato relevante para que tú mismo/a saques tus propias conclusiones.

En mi opinión, nadie debería de compartir por Facebook fotos de menores de edad ni de mayores de edad sin permiso, porque se pierde todo el control sobre ellas.

En el futuro pueden acabar en manos de cualquiera y estarán hipotecando el futuro digital de sus hijos y de esas terceras personas. Por favor, ¡Si lo haces, piénsalo mejor la próxima vez!

Por supuesto… con sus fotos personales que hagan lo que quieran.

Por último, quiero pedirte un favor

Si algún día me ves en un video con cara de cabreo mirando a la cámara mientras estoy graduando a un niño y de repente se apaga la luz, avísame 🙂 porque puede ser el video que me grabaron a escondidas.